Un poco de historia
Los orígenes de este nuevo método de tratamiento del siglo XXI se remonta a la década de 1780, cuando Luigi Galvani, un médico, fisiólogo y físico italiano creador de la corriente continua, descubrió mediante experimentos en ranas la excitabilidad de la musculatura tras la aplicación de una descarga eléctrica. Más tarde, en 1800, Alexander Volta diseñaba la primera pila de corriente galvánica, y finalmente la utilización de la corriente diseñada por Galvani fue utilizada por primera vez con fines terapéuticos por Stephen Leduc en 1890.
Desde entonces esta corriente ha sido utilizada con fines terapéuticos e investigada para favorecer su evolución hasta las fechas más actuales en el siglo XXI.
Uso terapeutico actual
El uso de una pequeña cantidad de la corriente diseñada por Luigi Galvani es lo que permite que se desarrolle uno de los grandes avances del siglo XXI, recibiendo el nombre de “Estimulación transcraneal por corriente directa”. Se trata de un método de tratamiento no invasivo mediante la aplicación de una corriente continua de baja intensidad.
El objetivo principal de esta aplicación terapéutica es estimular o inhibir áreas corticales del sistema nervioso central, debido a los hallazgos encontrados en estudios científicos actuales en los cuales se aprecia que durante el curso de ciertas patologías/enfermedades las áreas corticales pueden encontrarse hiperexcitadas o inhibidas, basándose en la polaridad de la aplicación la consecución de la inhibición o excitación cortical como fines terapéuticos a
conseguir. Es por este motivo que la aplicación de la estimulación directa transcraneal se lleve a cabo mediante un gorro diseñado estratégicamente para realizar aplicaciones precisas sobre el área cortical que se quiera estimular o inhibir.
Las aplicaciones se realizan mediante un gorro que se ajusta a la cabeza a través de un cierre. Dentro de este gorro serán introducidos dos electrodos con polaridad opuesta previamente introducidos en unas fundas humedecidas con neurogel que actuará como facilitador del paso de la corriente al cráneo. La
polaridad de los electrodos será invertida en función del efecto que se desee (inhibidor/excitador) y en función de la patología en el área cortical de trabajo.
Las aplicaciones tendrán una duración máxima de 20 minutos y podrán realizarse combinadas con otros tipos de tratamiento como por ejemplo cualquier abordaje del campo fisioterápico (terapia manual, osteopatía, readaptación, ejercicio terapéutico, etc.). La duración total del tratamiento se verá modificada en función de la patología y evolución, abarcando desde una hasta 10 sesiones diarias.
La investigación científica actual destaca la obtención de grandes resultados tras la aplicación de TDCs en personas diagnosticadas de fibromialgia, dolor crónico, migrañas y cefaleas, neuropatías, entre otras, existiendo pocas limitaciones para su uso.
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